El premio Darwin se concede anualmente a la muerte más tonta del año, y el único requisito para ser candidato es que el difunto no haya dejado descendencia, con lo cual la evolución continúa para mejor habiendo quitado del medio los genomas tróspidos de los cenutrios de rigor.
Este año ganó un tal Philip de 60 años que estaba hospitalizado de una dolencia de la piel, y completamente cubierto de los pies a la cabeza de una crema compuesta principalmente de parafina...se escaqueó para echarse un cigarrito. El grande finale fue que lo apagó pisándolo con la zapatilla convirtiéndose en una parrilla humana al instante. Bravo por Philip, que pasa al panteón de ilustres premiados como:
* 2005 : Chistopher de 19 años, que se apuñaló el corazón intentando fingir una reyerta con el vecino, de quien sospechaba que le robaba la cerveza.
* 2004 : Los dos Taiwanases que emulando una pelea de alces chocaron cabeza con cabeza en sendas motos, y muy a pesar de llevar cascos.
* 2003 : El hombre que se puso un petardo encendido en las cachas, tropezó y se cayó de culo.
* 2000 : El hombre que jugó a la ruleta rusa con una pistola automática.
* 1999 : El suicida hombre bomba palestino que se equivocó con el cambio horario de primavera y no cambió la hora de su detonador.
Y el favoritísimo de todo el mundo, en 1995 , el hombre que instaló un motor de avión en su coche para hacer una prueba y acabó empotrado en la pared de un acantilado.
Cientos de historias tan bonitas como éstas aquí.
1 comentario:
Y no olvidemos al que se cortó la cabeza con una motosierra por que le decían "que no hay huevos..."
Vivan los "paises del este" (y el vodka, claaaaaro)
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