Para calentar las semifinales, tenemos cuatro textos de cuatro autores defendiendo sus favoritos para ganar la Guerra de Cosas.
John Tones, escribe sobre Los Gatitos.
Es cierto lo que dicen algunos detractores de los gatos cuando los comparan con los perros, diciendo que éstos últimos son mucho más humanos. El funcionamiento de la cabeza de un perro es paralelo al de un humano simple. La memoria, la lealtad la fidelidad, los celos... sentimientos que asociamos al hombre también están en los cánidos. Obviamente, no funcionan a través de la activación de los mismos resortes, pero lo cierto es que con el comportamiento de un perro se puede fantasear y extenderlo a valores que, de nuevo, un perro no entiende, como la amistad desinteresada, pero bueno: tampoco es que, a mis treinta y pico tacos tenga yo demasiada confianza en que el ser humano entienda, promueva y acepte la amistad desinteresada. Aunque esa es otra cuestión.
Luuego están los ojos. Los ojos de los perros tienen, definitivamente, una humanidad que nos sirve para empatizar con ellos. Lagrimean. Tienen una serie de músculos alrededor, y que se extienden por toda la faz, que les dan algo inaudito en el reino animal, incluso en muchos mamíferos superiores: cierta, relativa, limitada expresividad.
Nada de eso se puede aplicar a un gato.
Un gato es completamente inexpresivo: sus ojos, con esas pupilas que crecen y se reducen de forma absolutamente diabólica, carece de cualquier similitud aparente con los ojos humanos. La absoluta carencia de músculos faciales de un gato les da inexpresividad total, ese hieratismo tan característico. Esas fotos en las que un gato parece carcajearse.... bueno, ese gato está bostezando: toda la expresividad de un gato proviene de abrir o cerrar la boca, y eso solo sucede cuando bostezan o cuando no nos conviene andar cerca. El comportamiento de un gato, por otra parte, no tiene paralelismos con los humanos, y es más propio de un animal salvaje al que se le ha castrado la agresividad: una rareza, un monstruo, un animal que lleva en el instinto las costumbres de la selva (caza & supervivencia, amigous) pero al que hemos acostumbrado a tener domesticado. Los perros son lobos caseros, pero con la casa ya en el ADN. Los gatos son, a nivel evolutivo, igual que los gatos monteses, pero más pequeños y a los que les cortamos los huevos.
Todo ello, que podría parecer poco elogioso, es precisamente lo que hace que los gatos sean imprescindibles y necesarios, es lo que los convierte en seguros triunfadores en esta #guerradecosas. Apreciándolos como especie (igual que aprecio a las víboras, los insectos y las avestruces: lo cierto es que me gustan los animales), los perros me dan cierto mal rollo por su humanidad. Verlos pasear por la calle, con ese comportamiento tan empático me hace pensar en una personita, un enano peludo y olisqueador que solo se comunica con sonidos ininteligibles y tiene que andar con correa para no agredir a un niño. En cambio un gato nos asoma a algo, bajo mi perspectiva, infinitamente más interesante que una persona peluda y diminuta: a la inexpugnable mente de un ser alienígena. Es lo más cerca que tenemos de convivir con un mamífero que ni nos respeta ni nos comprende, porque nosotros tampoco podemos respetarlo ni comprenderlo a él. La mirada de un gato es un abismo negro donde posiblemente no hay nada de empatía con nosotros: es como una mosca, pero más inteligente. ¿Suena raro? Bueno, a ver si creen que el cuerpo humano experimenta alergia gatuna tan a menudo por casualidad. La inexpresividad del gato es un enigma al que tenemos acceso, y por eso, pese a la banalización que Internet ha ejercido sobre el extraterrestre concepto "gato", hay mucho en un concurso de mirada con los gatos. Hay un mirarnos a nosotros mismos y ver que no entendemos nada de nada, ni una mierda del cosmos y de cómo funcionan las cosas, porque vivimos con un ser que en nada se parece a nosotros y a quien no vamos a comprender en la vida.
Creo que el triunfo de los gatos en Internet procede precisamente de ese talante ultraterrenal, esa cosa ajena por completo a nosotros. "Mira, si parece... ah, no... joder, ESTÁ LOCO". Esa sensación de fascinación por lo ajeno es inagotable, y un gato nos lo da cada día. Así que la próxima vez que se rían del hieratismo de un gato en youtube, piensen que sí, que mucha risa, pero es en ese gesto inmóvil donde están los secretos de todo. De. Todo.
7 comentarios:
Me parece genial este texto, tengo un gato negro de 9 meses y debo decir, que en un momento me llegue a sentir bastante frustrado por su comportamiento pues creía que le podría dar ciertas reglas de conducta, como no salir de la calle y demás. Al final termine agotado y hace cerca de 4 meses solo le doy comida, agua y le permito salir a jardines cerca de mi casa. Desde entonces, ha mejorado mucho la situación, y ha dejado el "ariscamiento" que mantenía. Este articulo me ayudo a salir de mis dudas, ya que dicen que termine malcriando al gato.
Señor Tones, puede que le gusten los animales, pero yo me pensaría el escribir cosas como estas acerca de temas sobre los que, como salta a la vista, no tiene la más mínima idea. Que usted sea incapaz de comprender a un animal o de empatizar con él no quiere decir que sea un extraterrestre deshumanizado y mecánico. Hay muchas personas que hemos ESTUDIADO psicología animal para poder comprender lo que pasa por su cabeza y ser capaces de comunicarnos con ellos, haciendo más fácil la convivencia y resolviendo problemas de comportamiento que surgen cuando gente como usted decide meter animales en casa sin tener ni idea de cómo hacer las cosas bien. Tanto los gatos como los perros tienen muchísima empatía y una mente compleja extraordinariamente parecida a la del ser humano, con unos problemas también muy similares. Su lenguaje es muy claro y muy expresivo, y es bastante fácil comunicarse a un nivel asombroso con ellos si se poseen los conocimientos adecuados. Y hablo tanto de gatos como de perros.
Si los perros tienen que andar sujetos con correa, no es para "no agredir a un niño" (es asombroso hasta dónde llega la ignorancia de la gente...) si no debido a una ordenanza municipal cuya causa es la prevención de problemas de comportamiento provocados por la ignorancia o crueldad de las personas, o para prevenir la molestia a las personas a las que no les gustan los perros. Si para usted un gato es un animal poco más inteligente que una mosca, al que nunca podrá respetar o empatizar con él, está claro que no merece el respeto de ningún animal tampoco, por lo que no me extraña que piense así. El respeto y la empatía hay que ganárselos y fluyen en dos direcciones. Cada uno recibe de los demás (incluídos los animales) el trato que cultiva.
Soy fan absoluto de los comentarios anteriores. Lo puto mejor, vamos.
Lo que hace falta en el mundo es un César Millán para gatitos
Viole se folla a su gato duro.
Sr/Sra Viole,
Pero de qué coño quiere convencer a nadie? Parece que hayamos leído comentarios distintos en blogs diferentes. Vayase a hacer ciencia a otro blog, por favor. Deje que en este nos malcriemos los que vemos a los gatos como bichos raros y un poco hijosdeputa, que nos hace mucha ilusión.
Callen desgraciados. Nos veremos en los tribunales.
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