Os voy a contar una historia muy bonita de generosidad y bonhomía coruñesa, la historia de Benilde Barros, el empresario bueno. Una hermosa historia, aunque tiene una de cal y otra de arena.
El año pasado Benilde Barros salió en La Voz de Galicia en una historia que nos emocionó a todos los coruñeses de bien. Tras publicar el periódico un reportaje sobre el drama del paro en la ciudad, el empresario llamó al periódico para ofrecer trabajo a los dos coruñeses que protagonizaban el artículo.
" Como decía mi madre, donde comen cuatro comen seis" - decía el bueno de Benilde hablando de su plantilla de once empleados.
- ¿Alguna receta para Zapatero? - se atrevía a preguntarle el periodista
- Que no dé tanto dinero a las grandes empresas y se preocupe de las pequeñas, que son las que levantamos el país - respondió.
Qué hermosas palabras. Hermosas, hermosas palabras. Pero Benilde no es un hombre de palabras, es un hombre de hechos. También tenía en su plantilla contratado a un disminuído psíquico. ¿Que cómo lo sé? Porque esta semana volvió a salir en el periódico. Se enfrenta a cuatro años y medio de cárcel por una minucia legal, una cosa técnica... Sólo porque se descubrió que al no poder enfrentarse a las deudas había puesto la empresa a nombre del disminuído psíquico. Ah, y también porque le pillaron intentando poner también a nombre del integrado empleado la hipoteca de un pisito que se acababa de comprar. ¡Vaya ,hombre! ¡Cómo es la gente! ¡Siempre fijándose en el detallito!
1 comentario:
¡Qué hijo de la grandísima puta!
Perdón por la palabrota "grandísima".
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