MTV y la familia

¿Os acordáis cuando en la MTV ponían videoclips? ¡Qué atraso!. El arte del videoclip tocó techo a mediados de los 90 y actualmente se encuentra encerrado en una espiral de eterno retorno sin posible vuelta atrás. Y estos lo saben... Si os levantáis un sábado o un domingo a eso de las doce - del mediodía, animales - poned esta cadena y os encontraréis con un maratón de reality shows postmodernos de quince minutos realmente demoledores. De esos me quedo con una trilogía bastante brutal caracterizada por un novedoso elemento. No sólo tienen como protagonistas a los míticos teenagers descerebrados emtivieros de Los Ángeles. Lo bueno es que también participan...sus papis.

* Date my mum : Un adolescente hipersexuado tiene tres citas con tres señoras, tras lo cual tiene que decidir con cual de sus tres hijas - a las que no ve hasta que toma la decisión - va a quedar más tarde. Las conversaciones son del tipo " ¿Y tu hija cómo va de faros delanteros? " y escuchar a mamis intentando convencer a un marulo engominado para que se cepille a su hija es realmente espeluznante.

* Parental control : A unos padres no les gusta el novio de su hija. ¿Qué haser? . Cada uno de ellos le busca un sustituto, le colocan dos citas a la chavala y luego se las pasan en video a su novio...con los padres delante.
Puyas al pringado tipo : "¡Hey, mira cómo le está tocando la espalda!" o "Tú no tienes esas abdominales". Cuando el pobrecito está hiperhumillado, aparece su novia y escoge si sigue con su novio o si empieza con alguno de los dos nuevos. Si le dan boleto al ex, tras nosecuantos años de amor, se va maldiciendo al cielo mientras su novia se da el lote con un instructor de batuca y sus padres se congratulan de su logro.

* One bad trip : A unos chavales les premia la MTV con un viaje a las fiestas más desmadradas del planeta...Ibiza, Mardi gras... ya os hacéis la idea. ¿El problema? Que sus padres van con ellos de tapadillo y son instalados en habitaciones continuas con prismáticos, micrófonos y cámaras para estudiar sus reacciones mientras sus hijas se ponen hasta las cejas de calimocho californiano, se lo montan entre ellas o se cepillan a unos cuantos chavales locales. Luego disfrazan a los padres y los enfrentan a las niñas mientras están, por ejemplo, dándose el lote en la jaula de gogó de Pachá.

Ni edificante ni educativo y moralmente repugnante. Ahora, no echo de menos los videoclips de Soundgarden en ningún momento. Ya tenéis deberes para el próximo finde resacoso.