Lo de este hombre sólo se explica con aquello de Cuanto más altos son, de más alto caen. Aunque ciertamente no es Pau Gasol - le sacábamos la cabeza con 15 añitos en aquella conferencia mítica que dio en la fundación Caixa Galicia - , Carlos Pumares era el más grande. El monstruo, el icono de la radio nocturna - de cuando se podía escuchar la radio por la noche porque no eran todo programas de cortarse las venas - era nuestro ídolo en los lejanos años 90. Famoso por pasar muchísimo de su programa, por esa latente frustación que le rezumaba por los ojos, por reñirte por llamarle (en la sección de llamadas), por ponerse a gritar de 0 a 100 en 0,2 segundos sin provocación aparente, por abroncar desde su programa de la 2 de la mañana a Spielberg o a Kubrick como si los tuviera en la misma habitación y fuera su maestro de la guardería,por meterse tres pelis de Van Damme seguidas a las cuatro de la mañana regadas por litros de natillas Renee Picot ... El advenimiento de las televisiones privadas le pilló en fuera de juego y tras una horrible intententona en aquella Antena 3 jurásica - cuando intentaron al principio hacer versiones de la tele de todos aquellos rancios y castizos chous radiofónicos - acabó en la mesa de Crónicas Marcianas como freaky, que lo era pero coño no era plan, hablando de la masturbación con Boris y/o La Veneno. Yo lo vi disfrazado del hijo de los Picapiedra, y hasta salió en aquel Jackass español con frikis tipo El Pozí que se llamaba FBI. Para los que lo dábamos por muerto, me ha supuesto una alegría ver que de alguna manera aquel Pumares cinéfilo aún está con nosotros, porque ha inaugurado un blog. Pumares y yo, colegas. Se llama Carlos Pumares habla, soy un crack. Os lo juro. Echadle un vistazo, pero no le preguntéis cómo consiguió Hannibal el boli cuando estaba amarrado en el Silencio de los Corderos, porque no se lo toma nada bien. Os advertí, eh? Aquí está.
3 comentarios:
¡Coñe! Voy postearle ahora mismo pa preguntarle qué significa el monolito de 2001
yo quiero que me explique el final de instinto basico
Yo si le gusta Sin Perdón
Le íbamos a pillar en bolas, esas no se las sabe
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